Ya próximos a la fecha del día de la madre (en esta parte del mundo), en este momento, mis pensamientos se desvían hacia mi madre en sus años maduros acompañando a mi padre en todas sus aventuras en la radio pirata, el Principado de Sealand, y muchas otras más. Mi padre era un hombre vigoroso y lleno de energía que no le temía a nada ni a nadie pero, con mi madre, era un hombre romántico y amoroso que nunca dejó de amarla hasta el día de su muerte. Su gesto romántico más grande fue declarar principado a Sealand para poder otorgarle a ella el título de Princesa en el día de su cumpleaños, el dos de septiembre de 1967.
Príncipe Michael de Sealand